Por muchos años trabaje en el área de cuidados paliativos. Mis pacientes eran aquellos que eran enviados a casa para morir allí. Compartimos algunos momentos increíblemente especiales. Yo estuve con ellos los últimos tres a doce semanas de sus vidas.
La gente crece un montón cuando se enfrentan con su propia mortalidad. Yo aprendí a no subestimar jamás la capacidad de crecimiento de los demás.