Se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la agresividad y la pasividad (o no asertividad). Suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.
La asertividad es una conducta de las personas, un comportamiento. Es también una forma de expresión consciente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.
Todo el mundo sabe conversar, pero pocos lo hacen de forma correcta.
Hay personas que solo hablan de lo suyo sin importarle lo que pueden decir los demás y otros que tienen como única intención imponer su criterio, sin ningún respeto por las opiniones ajenas. Lo único que consiguen es cansar a su interlocutor y ponerlo en su contra.
Reglas de oro para una buena comunicación
- Se amable
- Evita los juicios, las críticas y las acusaciones
- Escucha el otro con atención. Las palabras de tu interlocutor te darán una información muy valiosa sobre la estrategia que debes seguir para entenderte mejor con el.
- Domina los nervios, incluso si la otra persona es desagradable contigo. No te pongas a su altura. Te enfadaras y no conseguirás tu objetivo.
- No trates de "machacar "al otro. Pon te en su lugar.
- Se tolerante. Respeta los puntos de vista diferentes. Se diplomátic@. Respetar la opinión del otro, aunque no la compartas, es la clave para un buen entendimiento.
- Controla tus emociones
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