La ansiedad es el estado de inquietud o temor originado como reacción ante un peligro inminente e indeterminado que, generalmente, solo existe en la mente de quien lo genera y mantiene. Es una de las causas más extendidas de los trastornos psicosomáticas.
La tensión interna sostenida genera una sensación de inquietud que provoca pesimismo y una actitud mental negativa (AMN), envolviendo a la persona en un temor más o menos constante. Este estado de nerviosismo y descontrol mental-emocional sostenido produce las llamadas "crisis de ansiedad o angustia". También le causa un estado de desesperación que puede culminar en los clásicos ataques de pánico. Además puede provocar una necesidad agobiante de moverse de un lado a otro, volviéndole intranquilo, inseguro y produciéndole trastornos nerviosos que el cuerpo somatiza en forma de desequilibrios respiratorios, digestivos o nerviosos, causando insomnio.
Igualmente aparecen síntomas como: sudoración, tartamudeo, fatiga, nerviosismo, angustia, mareos, vómitos, diarrea...La excesiva tensión puede provocar también espasmos o contracciones musculares involuntarias o sostenidas. El corazón trabaja en un ritmo elevado, acelerándose la respiración y causando la clásica sensación de ahogo de las llamadas "crisis de pánico", que pueden llevar a crear las peligrosas taquicardias.
Las mejores vacunas contra la ansiedad y la angustia son la tranquilidad, el control mental y emocional, la respiración correcta, la confianza en uno mismo y el vivir con una actitud mental positiva.
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