A las múltiples consecuencias que tiene la depresión hay que añadir el riesgo de infarto. Así lo ha demostrado una reciente investigación realizada por el Hospital Clínico de Barcelona.
Un equipo de expertos, en colaboración con el instituto de Investigaciones Biomédicas Agustín Pi i Sunyer, ha comprobado que la serotonina, el neurotransmisor que se ve alterado en los procesos depresivos, también favorece la generación de trombos, lo cual aumenta hasta cuatro veces el riesgo de patologías cardiovasculares y de sufrir un infarto.
La depresión también tiene mucho que ver con los procesos de migraña.
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